1. Evitá el contacto prolongado con el sol

La exposición directa al sol puede secar el cuero y alterar su color original.

2. Mantenelo alejado de fuentes de calor

No lo apoyes sobre estufas, radiadores o superficies calientes. El calor excesivo lo puede endurecer y agrietar.

3. No lo mojes innecesariamente

El cuero no es impermeable. Si se moja, dejalo secar a temperatura ambiente, sin usar secador ni estufas.

4. Limpiá con un paño seco o apenas húmedo

Usá un paño suave para quitar el polvo. Si es necesario, humedecelo levemente con agua. Nunca uses productos abrasivos.

5. Evitá el uso de alcoholes o solventes

Pueden dañar la superficie y eliminar el acabado natural del cuero.

6. Hidratá el cuero con productos específicos

Cada tanto, podés aplicar crema o bálsamo para cuero (sin silicona ni derivados del petróleo) para nutrirlo y mantener su flexibilidad.

7. Guardalo con relleno para conservar la forma

Cuando no lo uses, rellená el bolso con papel limpio o tela para que no se deforme.

8. Usá fundas de tela, no de plástico

Guardalo en una bolsa de algodón o lienzo para protegerlo del polvo y permitir que respire.

9. Rotá el uso

Si usás tu bolso todos los días, dale un descanso de vez en cuando. El cuero también necesita respirar.

10. El paso del tiempo es parte de su belleza

Las marcas, los pliegues y la pátina que se genera con el uso son huellas únicas que cuentan tu historia.